Te pones a ver la tele y a meter ruido y resulta que no dejas dormir al pobre gato. Atentos a la mirada de entre odio y desprecio que echa el gato a su dueño cuando pasa.
Te pones a ver la tele y a meter ruido y resulta que no dejas dormir al pobre gato. Atentos a la mirada de entre odio y desprecio que echa el gato a su dueño cuando pasa.